Otro día más hemos aprovechado para recolectar nuestra cena ¡setas recién cogidas!
Teníamos bastante lío en la casa y hemos ido un poco tarde, pero con unas pocas horas nos ha bastado para disfrutar del monte, del aire limpio, hacer un poco de ejercicio y coger setas más que de sobra. En nuestra zona tenemos la suerte de tener gran variedad y abundancia de setas comestibles, por lo que es fácil en temporada dar un pequeño paseo y volver con la cesta llena.
Hoy tocaban Boletus Edulis y Lactarius Deliciosus (níscalos).
También hemos visto nacer futuros pinos. El monte está lleno de vida
Nos ha atardecido en el pinar, asi que al volver ya apetecía encender la estufa. Además de la chimenea abierta, para uso diario tenemos una estufa cerrada, que es mucho más eficiente y segura que las chimeneas abiertas, e igual de bonita.
Junto a la estufa hemos preparado la cena. Ambas setas tienen muchísimas posibilidades, todas deliciosas. Esta vez hemos hecho los boletus en una «pizza», con tomates y orégano del huerto, queso de la zona y huevos de nuestras gallinas. La base, la mitad de un panete, un pan tradicional de aquí muy parecido a lo que en otros sitios llaman «pan de aceite». Es redondo y plano, y da muy buen resultado. Si especificas a los panaderos locales que quieres el panete para una pizza, lo normal es que te intenten buscar el que haya salido más regular y plano, para facilitar el uso de ambas mitades.
De entre los níscalos hemos seleccionado los más pequeños, a nuestro gusto los más jugosos, y los hemos asado con un poco de sal, pimentón y aceite ¡deliciosos!
Y tras una buena cena ¡mañana más!