Espeja de San Marcelino está situado debajo de un conjunto de barrancos que parten una colina formada por una masa de grava, arena y roca arenisca blanca, que es visible en la parte superior de la ladera sobre la que se asienta el pueblo y que llamamos La Rasa. Geológicamente parece que proviene del Cretácico Albiense. Sobre este morro longitudinal se han formado varios barrancos, que han dejado al decubierto una gran cantidad de contraste de colores, que van del rojo al marrón, con el verde de la vegetación, además del blanco y un par de colmenares activos.
Barranco de San Roque
No he oido nunca que tenga ese nombre. Es pequeño, pasa desapercibido, y desemboca en las ruinas de la ermita cuyo nombre le adjudico.
Barranco de Las Erillas
Hay matices de colores a considerar, un colmenar, una zona de arena fina a la que me mandaba mi madre a buscar para fregar las antiguas sartenes ….
Portillo de La Rasa
Hago mención, no porque sea un barranco importante en sí, sino porque es el acceso del pueblo al pinar.
Barranco de la Fuente Vieja.
Antiguamente la Fuente Vieja era un cubillo donde los habitantes del pueblo iban a por agua. Hacia 1933 se puso una fuente con pilón de abrevadero en la Plaza, bajando el agua desde este lugar. Es la que ahora permanece en dicho sitio desplazada y sin pilón.
Añadido en Espeja, a 28 de febrero de 2021.
Las recientes cantidades de agua caídas han provocado un desprendimiento en el lado derecho, la zona del colmenar.
En la foto reciente puede verse que ha desaparecido la parte más gris a la derecha del pino más grande, comparado con la imagen anterior a este inciso.
Barranco del Cubillo de los Enfermos
Pasado, desde el anterior barranco, hacia Orillares, el morro que llamamos Los Vallejuelos nos encontramos con éste, que va a parar a los restos de la otra ermita del pueblo, la de Santa Ana. Dicen que hace cincuenta años, el agua corría por él hasta el verano y se regaban por su propio pie los huertos de Santa Ana. Yo puedo testificar que he visto agua por debajo del cementerio, cuando tenía unos quince años.
Mirando desde la antigua ciudad romana Clunia Sulpicia, en dirección este, se aprecia esta blanquera del barranco, que va siendo difuminada por el crecimiento del pinar que avanza hacia el pueblo.